Skip to main content

EL PELIGRO DE LA OBESIDAD EN GATOS

La obesidad es una enfermedad compleja y muy peligrosa. Muchos trastornos son agudizados o incluso empeorados por ella. Por ejemplo, cuando nos encontramos ante un animal con artrosis que sufre dolor y reducción de la movilidad, la obesidad siempre va a empeorar este cuadro. No obstante, en este post queremos centrarnos en la enfermedad más peligrosa que provoca la obesidad, que es el desarrollo de lipidosis hepática.

La lipidosis hepática o “hígado graso” es un trastorno que se produce cuando el cuerpo empieza a movilizar grasa de forma masiva y sobrepasa la capacidad del hígado para metabolizarla y gestionarla. Un cuadro de anorexia suele ser el causante más frecuente del inicio de este proceso. Por ejemplo, un gato con dolor en una extremidad porque se ha caído del sofá o un gato con rinitis que no puede oler su alimento antes de ingerirlo, dejaría de comer unos días.

Cuando un animal con mucho sobrepeso, por la razón que sea, deja de comer, activa el metabolismo de la grasa para producir la energía que necesita para cubrir sus necesidades metabólicas básicas. Una vez se activa este proceso y se empieza a movilizar la grasa, esta se empieza a acumular en el hígado y produce un fallo hepático grave que puede desencadenar en la muerte del animal.

La única forma de revertir este proceso es aportando alimento, normalmente requiere el uso de una sonda, pues el animal está enfermo y rehúsa comer. En la mayor parte de los casos si esto no es efectivo el animal no va a salir adelante y lo que empezó como un cuadro sencillo de fácil resolución acaba siendo de forma secundaria un cuadro muy grave que puede resultar fatal.

Para ello es importante evitar que nuestras mascotas estén excesivamente pasadas de peso y en el caso de que ya lo estén se debe prestar atención a devolverlos a un peso estándar de forma lenta y progresiva. Esto se consigue poco a poco mediante el uso de dietas hechas para este fin y el aumento de ejercicio progresivamente. Aumentar el ejercicio en los perros puede ser más sencillo alargando el tiempo de paseo, con los gatos puede ser una tarea más ardua. Podemos ayudarnos del uso de juguetes interactivos que despierten la curiosidad del animal.